lunes, 28 de septiembre de 2009

El "Mago" de Altagracia

Oreste Berta fue y es el mejor preparador de motores de toda Argentina.
Nació en Rafaela el 29 de septiembre de 1938, manifestando desde pequeño su afición por la mecánica. Tanto es así que cuando era un colegial de ocho años y concurría a la escuela primaria, en los bolsillos de su guardapolvo no llevaba nada de lo propio a los niños de su edad, él llevaba limas, destornilladores, pinzas y cilindros de motos para preparar en sus horas libres. La historia del “Mago” tiene mil inicios, desde los invencibles motores “Cucciolo” que alistaba antes de los dieciocho años, aquella Ducati 175 cc que le hizo carrera a las mejores motos europeas, los cilindros que fundía junto a su esposa en el comedor de la casa cuando vivía en los Estados Unidos, hasta los Renault de 1965 en adelante y toda la serie de Torinos ganadores y campeones …
Así, con distintos comienzos, la trayectoria de este genio rafaelino se proyectó sobre el futuro con ilimitadas posibilidades.
En su “Fortaleza” de Altagracia, había realizado notables trabajos para el automovilismo argentino con los Renault Gordini, chasis de Fórmula 1 Nacional, Fórmula 2, los Torino y las Liebres de TC y SP; había desarrollado motores, frenos y diseños de caja de velocidades, hasta encarar su máxima aspiración: construir un chasis y motor V8 para la Fórmula 1 Internacional.
Fue cuando el General Juan Carlos Onganía, presidente argentino por aquellos años, lo felicitó por el auto que había construido, le preguntó: “Por qué un auto argentino con motor importado? ¿No podremos tener alguna vez un prototipo totalmente construido en el país, motor inclusive?”
No hizo falta más. Lo que parecía el sueño de un loco se convirtió rápidamente en un juguete mental para el Mago. Primero en una serie de planos. Más tarde, en un serio proyecto. Con el correr de las semanas, en un racimo de piezas sueltas. Y en julio de 1971 en un completo motor de tres litros digno de competir con los europeos, ingresando de esta manera al selecto grupo de los países en los que se construían motores de competición: Inglaterra con Cosworth y BRM, Francia con Matra, Italia con Ferrari y Alfa Romeo y Alemania con Porsche. Habían nacido el Berta V8 y la epopeya del auto y del motor argentino que pasearían por el mundo.
Repasar la vida profesional de Oreste Berta sería largo de describir y existen miles de páginas escritas sobre su persona, aquí lo único que destacaré es que la Universidad Nacional de Córdoba lo distinguió con el título Honoris Causa, valorando una trayectoria de excelencia y confirmando que los conocimientos de este verdadero maestro son imposibles de encerrar en el título universitario de una carrera que no terminó. Además, en 1969, fue declarado Patrimonio Nacional por el gobierno de la República y distinguido como joven sobresaliente por la Cámara Junior de Buenos Aires.
En la actualidad, es miembro titular de la empresa Oreste Berta S.A. que dirige junto a sus hijos, y está dedicada a la preparación de automóviles para competición y al desarrollo de piezas y sistemas para las más importantes terminales automotrices del mundo.
Los aficionados a las tuercas de todo el país, y fuera de él, saben que Altagracia no es un lugar más en el mapa del automovilismo. Nuestra histórica ciudad está orgullosa de contar entre sus habitantes a uno de los más grandes cerebros de la ingeniería del automóvil. Esta tierra de tantos hombres ilustres también atesora entre ellos a Oreste Berta.

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