martes, 30 de diciembre de 2008

El niño Ernesto

Escribir sobre el Che Guevara es redundar sobre lo ya escrito por tantos otros, los que lo enaltecieron y los que lo detractaron.
En Alta Gracia, Ernesto Guevara de la Serna fue Ernesto, o Ernestito, como lo llamaban cariñosamente sus amigos y familiares.
Había nacido en Rosario el 14 de junio de 1928. Hijo de Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna Llosa, a los cuarenta días de nacido sufrió una pulmonía y al poco tiempo le diagnosticaron una afección asmática severa.
El médico familiar les recomendó las sierras de Córdoba y fue así que en 1932 la familia llegó a Alta Gracia. Tuvieron varias residencias: pasaron por el La Gruta, hoy propiedad de los Padres Carmelitas Descalzos, después por la casa de la familia Fuentes Condal, frente al golf, hasta que se establecieron en el chalet "Villa Nydia", el actual museo dedicado a su memoria, que era propiedad de Alberto Lozada, uno de los últmos dueños de la residencia jesuítica.
Vivían de los alquileres de unos campos que Celia de la Serna tenía en Villa Sarmiento y de las rentas producidas por unos yerbatales en Misiones. Así y todo, muchas veces pasaron dificultades económicas.
Criado en un ambiente donde se hablaba de política, Ernestito escuchaba con frecuencia como su padre reunido con el maestro Manuel de Falla, apoyaba el movimiento revolucionario español.
Su grupo de amigos estaba formado por "Calica" Ferrer, quien años más tarde fuera su compañero en el segundo y definitivo viaje por Latinoamérica, Carlos Figueroa, Leonardo y Enrique Martin, Ariel Vidosa, Mario Raúl Salduna, entre otros. Era la banda del barrio Carlos Pellegrini. Eran los del Alto.
El asma le impidió comenzar el primer grado, y fue su madre quien le enseñó las primeras letras, luego ante la obligatoriedad de asistir a clases, lo anotaron en la escuela. Realizó sus estudios en el colegio San Martín y más tarde en el Santiago de Liniers. Las faltas justificadas a clase estaban a la orden del día, más de una vez su enfermedad lo obligó a quedarse en casa.
Los amigos de la barra del Alto nunca lo juzgaron, prefirieron recordar al amigo de su niñez, recuerdos que encuentran al mito de pantalones cortos, corriendo por esta villa serrana, ignorando el destino que vendría.
O paseando en pijama a las tres de la mañana en el coche de su padre, para que el aire aliviara sus pulmones. O bañándose en el arroyo o jugando a la pelota, juegos muchas veces suspendidos para llevarlo a su casa para ser atendido...
Hoy, muchos en el mundo lo reclaman y lo levantan como bandera de lucha.
El Che les pertenece.
Los sobrevivientes de la pandilla suelen mirarse en el retrato gigante que existe en el museo, en el que una decena de chicos de ropas zurcidas y gestos atorrantes los devuelven a esos años del 30. Pero ya nada es igual. Las ausencias se notan. El mundo ya no es el mismo. Ernesto, de ser el jefe de la barra del Alto pasó a liderar una revolución. Siempre había soñado con un mundo mejor y pagó con su vida el precio de mantener sus ideales.
El mundo lo conoció bien, y lo admiraron... y lo criticaron...
El escritor Eduardo Galeano expresó: "¿Por qué será que el Che tiene esa peligrosa costumbre de seguir naciendo?. Cuanto más lo insultan, lo manipulan, lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos. ¿No será porque el Che decía lo que pensaba y hacía lo que decía? ¿ No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en un mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan porque no se conocen?".
Compartamos o no sus principios, hay que reconocer que fue un idealista puro, que supo luchar y morir por la causa que abrazó, siempre fiel a lo que con sinceridad creyó era lo mejor para su pueblo.
El niño Ernesto, un habitante más que pasó por Alta Gracia...

viernes, 19 de diciembre de 2008

Lucía Trejo, una gran longeva

“En Capilla de Alta Gracia, a 28 de marzo de 1780, en compañía de los RR. PP. Fray Bernardo Rospigliosi (doctor teólogo egresado de la Universidad de Trejo) y de Fray Fermín Oliva, ambos mercedarios y que habían concurrido a celebrar la Semana Santa, yo el Cura y Vicario, enterré el cuerpo de Lucía Trejo, negra de esta Estancia de Alta Gracia. Murió con todos los sacramentos, y según declaraciones jurídicas que por orden de su majestad se tomaron, de edad 176 años o de 178: pues se desprende de las declaraciones de la famosa negra, que debió nacer en 1602 o 1604. Fue esclava y conoció al Ilmo. Sr. Trejo, Obispo de esta provincia que falleció en 1614. Y para que conste firmo: Dr. Juan Justo Rodríguez”.
R. P. Pablo Cabrera
(“Tríptico Histórico)
Lucía Trejo, fue una negra liberta del Obispo Fray Fernando de Trejo y Sanabria, fundador de la Universidad de Córdoba, y que sirviera bajo sus órdenes por largos años, nació en Córdoba. Como era costumbre en esa época, había tomado el apellido de su patrón, como propio, y hasta asistió a los funerales del ilustre Obispo, pues por entonces contaba alrededor de doce años de edad.
Cuando se la interrogaba al respecto, contaba detalladamente los hechos, pues conservaba nítidas las circunstancias que giraban en torno a la muerte de quien, además de amo, le otorgara la libertad.
Desde entonces, hasta su muerte, vio pasar todos los aconteceres políticos e históricos de Córdoba. En sus últimos años y para asistir a misa era trasladada en una angarilla que sostenían dos negros que vivían como ella en Alta Gracia, en la Ranchería junto al Obraje jesuítico. Cuando las autoridades la interrogaban sobre su vida, quedaban sorprendidos con la lucidez con que solía evacuar tales consultas.
Murió en pleno dominio de sus facultades mentales.
Lucía Trejo, un caso de longevidad extraordinaria de Alta Gracia.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Enrique Larreta



Enrique Rodríguez Larreta, nació en Buenos Aires el 4 de marzo de 1875, y muere en esa misma ciudad el 6 de julio de 1961. Era miembro de una antigua familia de fortuna y contrajo matrimonio con una hija de la más emblemática de las familias aristocráticas de nuestro país, la de Anchorena. Estudió Derecho y trabajó como profesor de historia. Se desempeñó como embajador en Francia y ante la Exposición Iberoamericana de Sevilla, en 1929. En los años 1915 y 1916, residió en Biarritz, Francia, y frecuentó Ávila, en España, donde actualmente una calle lleva su nombre. Se vinculó con Miguel de Unamuno, al que admiraba. Colaboró en publicaciones periodísticas de su época y estudió minuciosamente la historia española. Se nutrió literariamente de la antigüedad clásica y del Siglo de Oro español, tema que lo obsesionaba.
En 1896 apareció su primera novela, “Artemis”, ambientada en la Grecia antigua. En 1908 publicó “La gloria de Don Ramiro”, reconstrucción histórica y literaria de la España del siglo XVII. Esta novela incomparable, de estilo lírico y arcaico, logró notable repercusión. En 1926, editó “Zogoibi”, que significa “el desventurado”, apodo con que fue conocido el rey Boabdil tras la pérdida de Granada; y en 1953, “Gerardo o la torre de las damas”. Zogoibi se ambienta en la Provincia de Buenos Aires y retrata la vida de las estancias argentinas a principios del siglo XX, contando la nostalgia de la aristocracia por los tiempos idos, en contraste con la vida sencilla de los campesinos. Escribió ensayos sobre la actualidad española, agrupados en “Las orillas del Ebro”, y el libro de sonetos “La calle de la vida y de la muerte”. También fue autor de las obras de teatro “La que buscaba don Juan”, “El linyera”, “Santa María del Buen Aire”, “Pasión de Roma” y “Las dos fundaciones de Buenos Aires”.
Fue miembro de la Real Academia Española y de la Academia Argentina de la Historia. Su casa de estilo renacentista español, en el barrio residencial de Belgrano, en Buenos Aires, es actualmente un notable museo. Ubicada en la que fuera alguna vez zona de quintas de veraneo, tiene un jardín de alcázar andaluz, único en su estilo en Buenos Aires. Allí puede apreciarse el mobiliario y las colecciones de obras y objetos de arte que testimonian su pasión por España.
Enrique Larreta fue un enamorado de Alta Gracia y sus alrededores. En 1918 le compró al político cordobés José Aguirre Cámara, el campo “El Potrerillo”, un antiguo dominio jesuita. Allí levantó una casa de estilo colonial de dos plantas con una capilla. Y como para dejar su sello, con sus propias manos y con arcilla del lugar esculpió la imagen de la Virgen de la Merced que hasta el día de hoy se conserva en el mismo sitio. Su nieto mayor y amigo, Ignacio Zuberbühler, cuenta que una tarde caminando por el lugar le dijo: “Alguna vez van a tener que lotear esto y ponerle de nombre El Potrerillo de Larreta”, un deseo que el tiempo y la familia se encargaron de concretar.






Fotos de la capilla y casa en "El Potrerillo"



domingo, 30 de noviembre de 2008

Santiago de Liniers


Santiago de Liniers fue Virrey del Río de la Plata entre 1807 y 1809. Vivió con sus hijos en la Estancia de Alta Gracia solamente cinco meses en el año 1810.
Había recibido del rey Fernando VII, el título de Conde de Buenos Aires, distinción que le fuera otorgada por su notable desempeño en la recuperación de esa ciudad, luego de que el ejército británico tomara posesión de ella en los años 1806 y 1807. La denominación escogida para su título nobiliario recordaría para siempre el nombre de la ciudad que fue escenario de su mayor hazaña.
Nació en Niort, Francia, el 25 de julio de 1753. Su nombre completo era Jacques Antoine Marie de Liniers et Bremond. Caballero de la Orden de San Juan y Caballero de la Orden de Malta, tuvo un primer y fugaz paso por el Río de la Plata, cuando en el año 1776, bajo las órdenes de Pedro de Ceballos participa en la toma de la Colonia de Sacramento. En 1788 es enviado definitivamente a estas tierras para organizar la formación de unas cañoneras, vienen junto a él su hijo Luis y su primera mujer Juana de Menviel, pero ésta muere en 1790. Contrae enlace nuevamente en Buenos Aires con María Martina Sarratea, fallecida en 1804.
Una vez confirmado como virrey, se lo acusó de nepotismo, cohecho y peculado, y la clase alta se mostró escandalizada por su romance con la bella mauriciana de origen francés de apellido Perichon y apodada “La Perichona”.
Su gestión de gobierno se vio empañada por los acontecimientos producidos en España. Napoleón Bonaparte, había desplazado del trono al rey Fernando VII, designando a su hermano José Bonaparte. El Cabildo de Buenos Aires, dominado por el partido español, cuestionó duramente la ascendencia francesa de Liniers considerando que constituía un peligro para la estabilidad virreinal. En 1809 fue reemplazado por Baltasar Hidalgo de Cisneros, a pesar de la lealtad demostrada por Liniers, que se había negado a reconocer a Bonaparte y había jurado ser fiel a Fernando VII.
Apartado de la política, compró en febrero de 1810 la estancia de Alta Gracia, en la que se estableció hasta el 31 de julio de ese año. En la antigua residencia jesuítica encontró la tranquilidad necesaria para su agitada vida, acompañado de su numerosa familia. En carta a su amigo Vicente Echevarría, expresa: “Ya me tiene usted hecho un hombre campestre, ocupado solo del arado, del buey, del caballo, del molino, dando órdenes al albañil, al hortelano, al capataz, al peón, al domador y al carretero, con más gusto que cuando las dictara a una provincia y a un ejército…”. Sin embargo, siempre estuvo pendiente de las noticias llegadas de España y de Buenos Aires. Aunque no estaba en sus planes involucrarse en los acontecimientos políticos, no pudo sustraerse a su suerte.
La Revolución de Mayo de 1810, lo sorprendió en Alta Gracia. Instigado por el gobernador Juan Gutiérrez de la Concha, se unió al grupo que pretendía oponerse a la Primera Junta. Cuando se le informó de los sucesos de Buenos Aires, comentó: “…será necesario considerar como rebeldes a los causantes de tanta inquietud. Como militar estoy pronto a cumplir con mi deber. Y me ofrezco desde ya a organizar las fuerzas necesarias.”
Y agregó: “…la conducta de los de Buenos Aires con la Madre Patria, en la que se halla debido el atroz usurpador Bonaparte, es igual a la de un hijo que viendo a su padre enfermo, pero de un mal del que probablemente se salvaría, lo asesina en la cama para heredarlo.”
Llegó a juntar alrededor de 1500 hombres. Pero su ejército fue desbandado y Liniers junto a los otros líderes de la contra revolución, fueron detenidos el 7 de agosto. El 28 de julio ya la Junta había firmado su fusilamiento, hecho que se concretó el 26 de agosto de 1810, en el “Monte de los Papagayos”, cerca de la posta de Cabeza de Tigre, lugar cercano a la localidad actual de Los Surgentes. A raíz de este hecho, sus descendientes repudiaron el título de Conde de Buenos Aires, que fue trocado, con anuencia de la monarquía española, por el de Conde de la Lealtad.
Los restos de Santiago de Liniers descansan con honores en Cádiz, España, en el Panteón de los Muertos Ilustres de San Carlos.

Casa de Liniers en Buenos Aires

martes, 25 de noviembre de 2008

Noemí Lozada de Solla

Nació el 28 de febrero de 1921, falleció el 21 de enero de 2009. Creció en la que había sido la antigua Residencia de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia. Fue su bisabuelo, Telésforo Lozada, quien hereda la Estancia de parte de Manuel Solares, y el encargado de donar las tierras a “pobres de notoria honradez” para la formación de la villa que es hoy la ciudad de Alta Gracia.
Fue ella quien, consciente del valor patrimonial de la casa de sus mayores, impulsó su declaratoria como Monumento Histórico Nacional en el año 1941 y promovió su expropiación en 1968.
Desde 1972 a 1977, cuando se inauguró oficialmente el museo bajo su dirección, se realizó una investigación documental y arqueológica que dio como resultado la restauración de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia con una metodología que no era común en esa época y que sigue citándose como ejemplar por especialistas actuales.
Fue la primera directora mujer de un museo en la Argentina. Organizó una casa histórica-museo, convencida de que los museos son instrumentos de comunicación de altísima potencia, cumplen funciones educativas, custodian el patrimonio cultural, investigan y crean conocimiento, lo que los carga de una inusual responsabilidad y les exige un nivel ético y un desempeño profesional excepcional.
Cuando Noemí Lozada de Solla comenzó a poner en valor la Estancia Jesuítica de Alta Gracia, la importancia que tuvieron los Jesuitas para el desarrollo sociocultural de Hispanoamérica, no tenía la valoración social que hoy tiene. Por eso y en gratitud a su defensa de los valores espirituales que son el verdadero sustento de ese patrimonio, el Prepósito General de la Compañía de Jesús le otorgó en el año 1999 la Carta de Hermandad.
Recibió una distinción que solo se otorga a mujeres destacadas en nuestro país, el Premio Alicia Moreau de Justo “A una actitud de vida”. Recibe también, el Premio al “Museo más activo del país”, el Premio “Bamba” a los pioneros de Alta Gracia, Premio “Orden del Comechingón”, otorgado por el Rotary Club, por su tesonera labor preservando la historia de Alta Gracia, entre muchos otros. En el año 1997 es declarada Ciudadana Ilustre de Alta Gracia, por la notable labor desempeñada en pos de la conservación y rescate del Patrimonio Histórico de la ciudad.
Lideró un grupo humano, la Comisión del Proyecto, que generó la idea y gestionó la inclusión del legado jesuítico cordobés en la lista del Patrimonio de la Humanidad, sueño concretado en diciembre de 2000. La declaratoria de la Manzana y Estancias Jesuíticas de Córdoba como patrimonio cultural de la humanidad fue gracias al empeño, dedicación e inteligencia de esta mujer visionaria, que supo vislumbrar, antes que muchos otros, que la inclusión en la lista de la UNESCO, más que una distinción, era una oportunidad de crecimiento armónico a partir de una realidad compartida; y, más que considerarse heredera de los bienes tangibles que su familia le dejó, siempre se sintió heredera de un proyecto, de una gesta que dejó su marca indeleble en toda la historia iberoamericana.
Noemí Lozada de Solla, una mujer que esperó que su sueño sea entendido “no solo como el acceso a los bienes y servicios sino como la oportunidad de elegir un modo de vida pleno, satisfactorio, valioso y valorado, en el que pueda florecer la existencia humana en todas sus formas e integridad”, tal como lo pensaron los jesuitas hace más de 400 años.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Gabriel Dubois

Gabriel Simonnet nace en París el 25 de noviembre de 1873, su niñez transcurrió en el “cartier de la bourse”, su padre era sombrerero y plumista, tanto él como su esposa eran originarios de Auvernia.
A los diez años comenzó a trabajar en el atelier de Carrier Belleuse, escultor autor del monumento a Belgrano y maestro de Augusto Rodín, de quien Simonnet fue contemporáneo. Es de esa época en que por su talento lo llamaban Dubois, que era el nombre del director de la Escuela de Bellas Artes, así fue que adoptó ese seudónimo para toda la vida.
Participó en dos salones en el Grand Palais (Sociedad de artistas franceses), en los años 1890 y 1893. Viajó a Londres donde trabajó para la realeza haciendo varias obras y en Dublín la estatua de la Patinadora en el skating. En esa época contemporanizó con personajes como el escritor Gorki y un grupo de exiliados políticos entre los que se encontraban Malatesta, Lenín y el editor Rochefort.
En 1893 viaja a Bélgica donde trabaja para la corte haciendo retratos y documentando las distintas características de las tribus africanas de las colonias belgas.
Vuelve a París, y en 1895 decide partir a Sud América, aventurero y con pocos recursos llega a Buenos Aires como polizón. Se contacta con el escultor Lucio Correa Morales y trabaja con él en distintas estatuas que realizó en esa ciudad y en especial en el cementerio de La Recoleta.
En 1905 es nombrado director de la fábrica Azaretto, donde crea las obras que la empresa coloca en las mansiones más importantes de Buenos Aires.
Su obra más destacada es quizás la araña del Congreso, pieza única por su creatividad y tamaño: lleva los bustos de próceres como San Martín, Rivadavia, Belgrano, Saavedra, entre otros; bajorelieves de las principales batallas ganadas, en el centro la República, de la cual brotan espigas de trigo cuyos extremos son lámparas. Está hecha de bronce y cristal y pende de un cable de 80 metros desde la cúpula hasta el salón azul.
Obras de Dubois son: el plafonier del teatro Colón con los artefactos que lo adornan. Las principales arañas, escaleras y chimeneas del palacio San Martín, del Círculo Naval, del Círculo Militar, de la Casa Rosada, y de muchos palacetes que en el inicio del siglo XX se construían en Buenos Aires. Es autor, también, de los candelabros del Mausoleo a San Martín en la Catedral y los bustos de los presidentes Victorino de la Plaza y Figueroa Alcorta.
Desde 1914 dedicado a la actividad privada, realiza obras de gran belleza y precisión como joyero y orfebre, trabajando el nácar y el hierro forjado. Funde él mismo sus esculturas de bronce.
En 1932 se radica en Alta Gracia con su esposa María Luisa y su hijo Emilio, apodado Tití. Es aquí donde desarrolla su actividad en cerámica. Modela en arcilla, que él mismo buscaba en las sierras y preparaba, personajes indios, criollos y universales con una maestría y calidad desconocidas para la época. Sus terracotas tienen un sello único por su mo
delado y su pátina, creada por él, que les da imitación madera.
“La Peña”, su casa taller, era visitada por turistas y familias locales como los Lozada, los Ferrer Moratel, los Guevara Lynch, y personalidades del mundo intelectual y artístico de la época.
Trabajó sus últimos años junto a su hijo Tití, incorporándose en 1945 a su vida Jeanne y Luis Hourgras, quien es el único discípulo que tuvo.
Dubois fue un artista que trabajó en piedra, madera, los metales repujados y fundidos, el nácar, oro y la plata; excelente modelador en arcilla, dibujante y pintor en óleo y acuarela.
Falleció en Alta Gracia el 26 de marzo de 1968. Su hijo Emilio donó a la Municipalidad de Alta Gracia, la casa y las obras de su padre para la fundación del futuro museo “Gabriel Dubois”.

martes, 18 de noviembre de 2008

Cristian Moreschi

Cristian Moreschi nació en Alta Gracia el 4 de octubre de 1970.
Comenzó su carrera como periodista en R.A. 1 Radio Alta Gracia y después se desempeñó en diferentes medios locales.
Abogado, actualmente es conductor y productor general del programa de televisión "En voz alta" que emite el Canal 2 de Alta Gracia los miércoles a las 22 horas, con el que ganó el premio A.COR.CA 2001 en dos rubros: mejor programa de interés general de la TV por cable de la provincia de Córdoba, y mejor conductor. A nivel nacional, la Asociación de Televisión por cable de la República Argentina lo distinguió con el A.T.V.C. 1999 como mejor programa de interés general.
Desde 1995, Cristian Moreschi es el corresponsal de Cadena 3 Argentina en Alta Gracia y el Valle de Paravachasca. En dicho medio surgió "Camino de la Historia", un espacio dentro del programa "Viva el Domingo" emitido desde el año 2005, donde cuenta anécdotas de personajes, lugares, mitos y leyendas de Alta Gracia y sus sierras. Publica una primera recopilación de esas historias con gran éxito editorial, lo que lo lleva a hacer una segunda edición en 2006. En la actualidad prepara una segunda parte de sus relatos con la idea de extender "Camino de la Historia" a toda la provincia de Córdoba.

Baldomero Fernández Moreno

Hijo de padres castellanos, Baldomero Fernández y Amelia Moreno, nació en Buenos Aires, Argentina, el 15 de noviembre de 1886. Sus primeros años transcurrieron en un ambiente de abundancia, para padecer posteriormente una gran crisis económica.
A los 6 años se traslada junto a su familia a España, donde vive una infancia placentera y próspera.
En 1897, regresa a Argentina, donde inicia el Bachillerato, que continuará en España, para volver nuevamente a Argentina, donde culmina sus estudios, graduándose de Médico, en 1912.
Sin embargo, ya había incursionado en el mundo literario, admirando a Becker, Lugones, Darío y Antonio Machado, entre otros. Esta doble vocación de médico y poeta la desarrolla en Chascomús, ciudad de la provincia de Buenos Aires, donde instala su consultorio y escribe poemas. En 1914, se muda a Catriló, pequeño paraje en medio de la pampa.
En 1915, publicó “Las iniciales del misal”, su primer libro de poesías, comenzando poco a poco a dedicarse exclusivamente a esa actividad y abandonando la de médico, la que reemplazará por cátedras de Literatura e Historia.
En 1916, surge “Intermedio provinciano” y en 1917 “Ciudad”.
Conoce a Dalmira del Carmen López Osornio, que inspiró “Por el amor y por ella” (1918), contrayendo matrimonio con su musa, el 22 de enero de 1919.
En 1920 surge “Versos de Negrita” y entre 1921 y 1922 publica dos libros de tipo acumulativo: “Nuevos poemas” y “Mil novecientos veintidós”.En 1923 aparece “El hogar en el campo”, donde expresa experiencias de su propia vida en ese ámbito.
En 1925, preside la Comisión Directiva de la Sociedad de Escritores, de reciente creación. Ese año se publica “Aldea española”, donde su evocación nostálgica de España se muestra en un etilo de formalismo poético. Esta obra lo condecora en 1926, con el Primer Premio Municipal de Poesía. De la misma época, data su libro “El hijo”.Se suceden a partir de entonces, sus creaciones en estilo de formalismo poético: “Décimas”, “Poesías” (ambas de 1928), “Sonetos” (1929), “Romances” y “Seguidillas” (ambas de 1936).
Fue padre de cinco hijos: César, Dalmira, Ariel, Manrique y Clara. A la edad de 10 años, fallece Ariel, en el año 1937. Este hecho sume al poeta en una profunda angustia. Escribe “Penumbra”, recién publicado en 1951, donde refleja sus sentimientos de tristeza y desesperación.
En 1941 reune lo mejor de sus escritos en “Antología poética”. En 1943, surgen “San José de Flores” y “La patria desconocida”.
En 1945 se convierte en abuelo, y su nieta le inspira el “Libro de Marcela”, publicado en 1951.
En 1949, aparece “Parva”, que recibió el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores en 1950.
Este escritor post modernista, de estilo sencillo, le dedicó sus versos y sus párrafos al campo, a su aldea en España, a su hijo, a su nieta, a su amor, explorando el mundo de sus propias emociones.
Falleció el 7 de julio de 1950, víctima de un derrame cerebral.
Baldomero Fernández Moreno no vivió en Alta Gracia, sin embargo su paso por esta ciudad quedó plasmado en varios poemas, uno de ellos “El Jardín de los Lozada”, describe su visita a lo que es hoy el Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers:

Escalón de piedra… confusa portalada,
reloj de sol, paloma, solitario ciprés,
estamos en el viejo jardín de los Lozada,
los abuelos tuvieron Alta Gracia a sus pies

Jardín abandonado, jardín medio deshecho,
tal vez en otros tiempos erguido de azucenas,
yo sólo me he atrevido a tocar un helecho,
a caminar despacio, a respirar apenas…

lunes, 17 de noviembre de 2008

Manuel de Falla

Nacido en Cádiz, el 23 de noviembre de 1876, con Isaac Albéniz y Enrique Granados, es uno de los músicos más importantes de la primera mitad del siglo XX en España.
Su madre y su abuelo lo introducen en las primeras nociones de la música a temprana edad, pero es recién en 1893 en que, asistiendo a un concierto, siente, según sus propias palabras, “su vocación definitiva es la música”. En 1896, comienza a viajar a Madrid perfeccionándose en el estudio de piano, logrando en 1899 un primer premio como intérprete del instrumento. Por esta época es cuando empieza a usar el “de” en su apellido, con el que será conocido. En 1901 conoce a Felipe Pedrell, quien tendrá influencia en su posterior carrera: despertará en él el interés por el flamenco, y en especial, por el cante jondo. Los años de estudio en la capital española culminaron con la composición de la ópera “La vida breve”, ganadora de un primer premio en un concurso convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, composición por la que Falla tuvo que esperar ocho años para darla a conocer en Niza.
Afincado en París desde 1907, entró en relación con Claude Debussy, Maurice Ravel, Dukas y Albéniz. Allí también conoció y trabó amistad con Pablo Picasso.
La madurez creativa de Falla empieza con su regreso a España, en el año 1914. Es el momento en que compone sus obras más celebres y alabadas: “El amor brujo”, “El sombrero de tres picos” y “El retablo de maese Pedro”.
En 1919 se trasladó a Granada donde se rodea de un grupo de amigos entre los que se encontraba Federico García Lorca, a quien intentó por todos salvar del fusilamiento a manos del ejército nacionalista.
Los últimos veinte años de su vida, Manuel de Falla los pasó trabajando en la que consideraba había de ser la obra de su vida: la cantata escénica “La Atlántida”, sobre un poema en lengua catalana “Jacint Verdaguer”, en el cual veía reflejadas todas sus preocupaciones filosóficas, religiosas y humanísticas, pero quedó inconclusa y solo fue terminada, tras su muerte, por su discípulo Ernesto Halffter.


El 28 de septiembre de 1939, después de la guerra civil española, se exilió en Argentina, a pesar de los intentos del gobierno del general Francisco Franco, que le ofrece una pensión si regresa a España. Ubicado primero en Carlos Paz, es en Alta Gracia, en su chalet “Los Espinillos”, donde termina sus días, al cuidado de su hermana, ya que siempre estaba enfermo, el 14 de noviembre de 1946. Con autorización expresa del Papa Pío XII, sus restos fueron enterrados en la Cripta de la Catedral de Cádiz, donde se encuentran actualmente.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Paul Groussac


Paul Groussac nace en Toulouse, Francia, en 1848, y muere en Buenos Aires en 1929. Escritor y erudito, en alas de su inquietud, llegó a la Argentina a los dieciocho años en 1866 para no irse nunca más. Trabajó en el campo, estudió en la ciudad, alternó con políticos e intelectuales y fundió su espíritu francés con el alma argentina.
Profesor, inspector de Enseñanza, director de la Escuela Normal de Tucumán en 1878, y director de la Biblioteca Nacional desde 1885 hasta su muerte. Atraído por el clima benéfico de Alta Gracia, se instala con su familia en esta ciudad para mejorar la salud de dos de sus hijos enfermos de tuberculosis, alternando su estancia en las sierras con sus obligaciones en Buenos Aires.
Fue un escritor con espíritu crítico y un investigador sagaz que influyó poderosamente en sus coetáneos y en las generaciones posteriores. Fue severo y duro en su crítica: él mismo confesaba que le faltó “el don de la sonrisa”; pero su capacidad y su objetividad compensaban esta deficiencia, salvo en el caso en que le obsesionaba su pasión antiespañola.

Casa en Alta Gracia

Más que novelista, fue un narrador ameno y escritor de libros de viajes: “Fruto vedado” (viaje de Córdoba a Tucumán), “Relatos argentinos, del Plata al Niágara” (con motivo de un viaje a Estados Unidos realizado en 1892). Como periodista, fue verdaderamente fructuosa su labor en las columnas de la “Revista Argentina, de Sud América”, de “La Biblioteca” y de “La Nación”. Pero al escritor y crítico de calidad singular lo encontramos mejor en trabajos como “Santiago de Liniers, conde de Buenos Aires”, “Mendoza y Garay”, “Memoria histórica sobre el Tucumán”, “Estudios de historia argentina” y “Los que pasaban”, colección de ensayos biográficos.

Luis Hourgras

Luís Hourgras nace en Buenos Aires en 1937 y comienza su formación profesional en Alta Gracia junto a Gabriel Simonnet Dubois. Este parisimo lo inicia en el dibujo, la escultura, la pintura y la cerámica desde la edad de 9 años y a través de veinte años de trabajar a su lado.
En 1959, a la edad de 22 años hace su primera exposición en Córdoba con "paisajes", temática en la cual se especializó y por la cual sigue reconocido hasta el presente, al margen de su obra escultórica y el dibujo de la figura humana.
En 1961 inicia sus muestras en Buenos Aires en la Galería Witcom y lo sigue haciendo hasta cerrar la tradicional Galería de la Calle Florida en 1971. Además trabaja también con la Galería Wildestein, Galería Kromos, y Galería Gradiva.
En 1969 recibe una beca para la Citè Internacional des Arts de Paris donde pasa unos meses. Allí hace dos muestras y luego una en Madrid en la Galería Griffe y Escoda.
En la década del sesenta expone en Córdoba en las Galería Feldman, Gutiérrez y Aguad y Cristal. Luego, en Buenos Aires, comienza a exponer periódicamente en la Galería Velásquez. Participa también del Festival de Ouro Preto, Brasil.
A partir de 1975 instala su "Atelier de Luís Hourgras" en Punta del Este, en el cual desarrolla el tema "marinas" y donde continúa haciéndolo hasta la fecha.
En la década del ochenta entra a formar parte del staff de pintores de la Galería del Buen Ayre y cuenta con sucesivas exposiciones en Paraguay, Córdoba, Mar del Plata, Mendoza y Rosario.
En la década del noventa continúa con Galería Velázquez, Galería del Buen Ayre y Punta del Este. En Córdoba con Galería La Querencia y en Porto Alegre con la Galería Nieto.
Desde el año 2000 realiza varias muestras en Francia y una serie de exposiciones en el Catalejo de Marbella, en la Galería de la estancia "La Paz" y en la Galería Arroyo.
En mayo del 2003 expuso en la Galerie Revol de Olorón Ste.. Maríe, Francia, y gana el primer premio del Salón Pau, Francia.
En mayo de 2004 expone en Galería Marchiaro en Córdoba.
En 2005 expone en Galería Arroyo, Bs. As. En octubre expuso en Francia en Galeríe l´Odeon en Biarrits y Revol en Oloron.
En 2006 realiza la escultura de "Ernestito" emplazada en el museo del Ché en Alta Gracia. En 2007 crea la "Escuela del paisaje" en Alta Gracia.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Ubicación geográfica y síntesis histórica

Ubicada a 39 km al sudoeste de la capital de la provincia de Córdoba, surcada por el arroyo Chicamtoltina que rinde tributo de sus aguas al río Anisacate.

El escribano español Juan Nieto recibe, en 1588, estas tierras como merced por los servicios prestados a Jerónimo Luis de Cabrera, fundador de la capital provincial, y les da el nombre de Altagracia en honor a la Virgen patrona de su lugar natal, Garrovillas de Alconetar, en España. Al fallecer, su esposa lo hereda y contrae nuevas nupcias con Alonso Nieto de Herrera. Éste, al morir su esposa, en 1643, ingresa y dona el establecimiento a la Compañía de Jesús. De la mano de los jesuitas es que Alta Gracia logra su gran esplendor, situación que se mantiene hasta la expulsión de la Orden.

En 1810, luego de sucesivos propietarios, la estancia es adquirida por Santiago de Liniers, quien vivió en ella por escasos cinco meses hasta su trágico final.

En 1820, Manuel Solares, a la sazón albacea de los herederos del Héroe de la Reconquista, compra la estancia en subasta pública, administrándola hasta su muerte acaecida en 1868, dejándola en herencia a su sobrino Telésforo Lozada y a su esposa Concepción Llanes de Solares. Ésta última, al morir, lega su parte a hijas de Telésforo Lozada, siendo esta familia la última dueña de la estancia y su residencia.

Solares, en su testamento, dispone la cesión de tierras alrededor del casco, a “pobres de notoria honradez”, dando origen a la que sería esta pujante ciudad.
En 1941, el casco es declarado Monumento Histórico Nacional, pero la residencia siguió ocupada por sus dueños hasta 1968 cuando es cedida en expropiación a la Nación, siendo años más tarde inaugurada en ella el actual Museo “Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers”.

Entre los habitantes existe una vieja controversia acerca de la fundación de la localidad. Unos toman como fecha el año en que Juan Nieto recibe como merced estas tierras, y otros lo que dice Solares en su testamento. Lo concreto es que con el primero nace la estancia y con el segundo la población.

Quiero destacar que entre los personajes ilustres que vivieron en mi ciudad, se encuentran: Manuel de Falla, Ernesto “Che” Guevara, Belisario Roldán, Arturo Illia, entre otros.