viernes, 26 de junio de 2009

Los encantos de mi ciudad


El Parque García Lorca nevado


Altagracia, mi ciudad, lugar donde los que vengan a visitarla se encontrarán con rincones donde la naturaleza serrana los espera con todos sus encantos. El arroyo Chicamtoltina, su afluente el Caocamilín, el Primer Paredón Jesuítico, la Gruta de Lourdes y el Parque Federico García Lorca, son sólo algunos de los atractivos que mi tierra ofrece a quienes deseen disfrutar de la paz del paisaje.

Tomando como punto de partida la Plaza Manuel Solares, y deseando llegar hasta una de estas bellezas, bastará con que bordeen el Tajamar y suban por cualquiera de las calles hacia el oeste.

El canto de los pájaros y el correr del agua, enmarcados por el cinturón azul de las sierras son aquí un verdadero regalo para los ojos.

El Chicamtoltina recorre la ciudad de oeste a este, a sus riberas las familias, los jóvenes y los no tanto, los amigos, se juntan en cualquier época de año a compartir el asado o el mate con su correspondiente guitarreada.
Desde la terminal de ómnibus, siguiendo hacia el poniente se encuentra el Santuario de Lourdes, un enorme socavón natural en la piedra que fue el lugar elegido, a principios del siglo pasado, por doña Delfina Bunge de Gálvez, esposa del conocido escritor Manuel Gálvez, para honrar a la Virgen que, según cuentan, salvó la vida de su pequeña hija gravemente enferma. Doña Delfina había prometido erigir un santuario similar al que posee Nuestra Señora en Francia, y así lo hizo.
Desde entonces miles de fieles llegan hasta la Gruta, en especial el 11 de febrero en que tiene lugar la celebración en Lourdes. Hasta allí llevan sus súplicas y agradecimientos en una multitudinaria muestra de fe que se renueva año tras año, convirtiéndolo en uno de los santuarios más importantes del país.

Avanzando por el mismo camino, un poco más adelante encontramos una hermosa cascada y un diquecito construído por los jesuítas como parte del sistema de riego que abastecía a la Estancia de Altagracia. Allí se represaba el agua que, a través del arroyo, llegaba finalmente al Tajamar desde donde se distribuía hacia las quintas.

Otro ejemplo de la obra de la Orden de Loyola que puede apreciarse ahí mismo, es la antigua hornilla donde se quemaba la cal utilizada para levantar las obras declaradas Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.
Altagracia, la de "la lacia cabellera del sauzal", sigue enamorando con sus encantos.