viernes, 16 de enero de 2009

El Demóstenes argentino

Demóstenes fue el orador más importante de la antigüedad, conocido por sus encendidas alocuciones contra Filipo de Macedonia en defensa de la democracia y la libertad.
Aquel joven ateniense tartamudo, que supo corregir ese defecto llegando a pronunciar los discursos más célebres de la época, terminó sus días enviado al destierro por orden del gobernador Antípater. Demóstenes nunca pudo superarlo y se envenenó en la isla de Poseidón. Tenía sesenta y dos años.
Pero... ¿qué tiene que ver con Alta Gracia?.
Es que en nuestra ciudad vivió quien fuera bautizado como el Demóstenes argentino: Belisario Roldán.
Nacido en Buenos Aires el 16 de septiembre de 1873, se graduó como doctor en Derecho a los veintidos años y fue también poeta, escritor, autor de numerosas obras de teatro y diputado nacional en 1901. Este prolífico hombre de la cultura se destacó por una cualidad por la que habría de ser recordado siempre: era un orador brillante. Cuando pedía la palabra, el auditorio se preparaba para un discurso que conjugaba la poesía con la retórica más exquisita. Belisario Roldán era considerado, junto a Alfredo Palacios, uno de los oradores más prestigiosos del parlamento argentino.
Afectado por una enfermedad pulmonar, se vino a vivir a Alta Gracia en 1921 y se instaló en un chalet de estilo inglés ubicado sobre la calle Eduardo Madero.
Nunca dejó de componer; lo recuerdan sentado en una piedra junto al arroyo, escribiendo poesía y haciendo una pausa de tanto en tanto para beber algún sorbo de ginebra, o encabezando una multitud que lo seguía hasta el Sierras Hotel, donde pronunció un discurso memorable en ocasión del final de la guerra. El teatro del casino fue el escenario donde estrenó la obra "La virgen de la pureza" que terminó de escribir en nuestra ciudad.
Si bien Alta Gracia le había dado el clima ideal para el mal que lo atormentaba, su salud estaba cada vez más frágil y ya no podía soportarlo. Ante lo irreversible de su enfermedad, tomó una drástica determinación: al igual que Demóstenes, decidió quitarse la vida. Lo hizo en su casa de barrio El Alto. Tenía 49 años.
Fue en 1922, pero las efemérides nunca lo recuerdan porque murió un 17 de agosto, el mismo día de la muerte del general San Martín.
Roldán había sido el orador en la inauguración de la estatua del general en Boulogne-Sur-Mer, Francia, el 24 de octubre de 1909. Todavía suena, para la posteridad, la apertura del discurso frente a la imagen del Libertador: "Padre nuestro que estás en el bronce...".
Los aires puros y limpios de las sierras de Córdoba fueron el motivo que lo trajo a vivir a nuestra ciudad.
Los que habitamos esta tierra pensamos que aquí existe algo más, de naturaleza misteriosa, difícil de explicar. Algo que nos permite mezclar en un relato a la antigua Grecia de Demóstenes con los poemas del orador más ampuloso de la política y las letras del país, con la memoria de José de San Martín.
Todos ellos pueden estar juntos gracias a un denominador común que es Alta Gracia... o como la había bautizado Belisario Roldán, "la villa de la lacia cabellera del sauzal".
Fuente: "Camino de la historia" de Cristian Moreschi