lunes, 21 de septiembre de 2009

Crónicas en el recuerdo - I

Muy renombrados están los alrededores de Córdoba. Desde que por medio del ferrocarril la sierra ha entrado en el reino de la circulación y del tráfico, admírase cada vez más su belleza; y haber ido a Córdoba sin haber visitado la vieja y honrosa Alta Gracia sería pecar de imperdonable incuria... Por medio de un ramal a Río Segundo se halla ligada Alta Gracia a la red del Ferrocarril Central Argentino. La distancia entre estas dos estaciones consta de cerca de 5 leguas hacia el sudoeste... Se llega a una estación situada en un prqueño valle de donde solo se ve una parte mínima del lugar. El pueblo se ha formado en el siglo XVIII; existen muy pocos edificios modernos, la mayor parte de las casas están construídas con pedazos de granito de forma irregular, y se ostentan sin simetría alguna circundadas de maleza y arboledas. Sin embargo hay alojamiento para huéspedes veraniegos. El simpático hotel de F. König puede, en lo que se refiere a cocina y bodega, contentar a los más exigentes; y para la próxima estación se piensa edificar a fin de aumentar el número de habitaciones para los huéspedes. El granito encuéntrase aquí en la superficie en todas partes, a pesar de esto, y gracias a las obras de riego emprendidas por los jesuitas, sobre todo los árboles frutales producen mucho. Un pequeño arroyo, arriba del pueblo, del lado del convento, ha sido transformado en lago, por medio de una represa, cuyo trabajo en aquellos tiempos debe haber sido muy penoso, y éste alimenta los canales de irrigación. El convento, hoy abandonado, es un edificio monumental de poderosas dimensiones, y de una obra de albañilería que aun puede arrostrar muchos siglos para ser comparado a una fortaleza. Todos estos imponentes sitios fueron establecidos bajo la dirección de los padres de los indios, y según parece, debe existir un subterráneo de casi 65 km de extensión hasta la catedral de Córdoba.
Con el deseo que nos fuera permitido vivir un par de semanas, en vez de solo un día en este idílico rincón de la tierra, nos despedimos de Alta Gracia que, seguramente, está destinada a un gran porvenir como paraje sanitario.
(Diario: La Patria, jueves 12 de julio de 1894, año I, número 130)

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