La historia le ha dado muchos nombres a la “Villa de la lacia cabellera del sauzal”. Nombres que se remontan a tiempos anteriores a la llegada del conquistador. Desde esas lejanas épocas, razas, lenguas y culturas se unieron para dar origen a esta ciudad que fuera escenario de acontecimientos históricos y residencia de personajes de renombre tanto nacional como internacional. Altagracia comenzó siendo un paraje para ir convirtiéndose en estancia, villa y, por último, en ciudad.
Algunos de sus nombres, nos dice la escritora e investigadora Jeanette de la Cerda, fueron mera invención de historiadores como “Potrero de San Ignacio de Manresa”, y otros se quedaron en el papel, como “Villa de Mercedes o de la Merced”. Lo real es que cada uno de los nombres está asociado a quienes dieron vida y forjaron esta bella ciudad de Altagracia.
PARAJE DE PARAVACHASCA: El primer nombre con que se conoce data de antes de la llegada del conquistador, cuando un grupo de aborígenes comechingones se asentó en estas tierras llamándola Paravachasca, que en su lengua quiere decir “lugar de monte enmarañado”, hace ya más de dos mil años. Este nombre aparece por primera vez en la merced de tierras que se le concedió a Juan Nieto el 8 de abril de 1588.
POTRERO DE SAN IGNACIO DE MANRESA: Don Juan Nieto fue uno de los primeros vecinos de la ciudad de Córdoba, escribano público y de cabildo, y compañero de don Jerónimo Luis de Cabrera. Recibe estas tierras como premio a su participación en la conquista de las tierras comechingonas, construyendo corrales para el ganado, casas y rancherías; por esto es que se lo considera, a mi criterio erróneamente, fundador de Altagracia, ya que en aquella fecha, 8 de abril de 1588, no se registra haber tenido ninguna fundación. Algunos historiadores afirman que este nombre es inventado; es más, este nombre aparece por primera vez en 1653 en documentos oficiales, pero se trata de tierras ubicadas al noroeste de la Estancia de Altagracia.
POTRERO DE NIETO: El historiador Carlos Page, en su libro “La Estancia Jesuítica de Alta Gracia”, es quien hace figurar este nombre a estas tierras de don Juan Nieto.
ESTANCIA NUESTRA SEÑORA DE ALTAGRACIA: Don Alonso Nieto de Herrera, Procurador y Alcalde Ordinario de Córdoba, habiéndose casado con la viuda de Juan Nieto, es quien hace aparecer por primera vez el nombre de Altagracia e estas tierras en homenaje a la Virgen Patrona de su lugar natal, Garrovillas de Alconetar, en España. Al morir su esposa, siendo su heredero, decide ingresar a la Compañía de Jesús, donando todos sus bienes a los jesuitas el 24 de junio de 1643. La Orden de Loyola fue dueña de la Estancia por 124 años, y en sus manos es cuando logra su mayor brillo y esplendor, convirtiéndose en uno de los centros agrícola, fabril y ganadero más importantes en el sostenimiento del Colegio Máximo de Córdoba. Hasta 1767, año de su expulsión, los jesuitas construyeron el Obraje, el Tajamar, los Paredones, el Molino, la Iglesia y el Claustro, entre otras cosas. Fue tal la importancia de la Estancia que sirvió, junto a la de Jesús María, como dote para la consagración, en 1761, de la recién terminada Iglesia de la Compañía, en Córdoba.
HACIENDA DEL REY, NUESTRO SEÑOR O HACIENDA DE SU MAJESTAD, ALTAGRACIA: Al ser expulsados los jesuitas, la Estancia pasó a ser propiedad del rey Carlos III, y administrada por la Junta de Temporalidades hasta 1773. Desde esa fecha hasta 1810 estuvo en manos de la familia Rodríguez. En este lapso de tiempo, para ser más exacto en 1806, fue alquilada por don José Manuel Derqui alojando en ella a 56 prisioneros de la Primera Invasión Inglesa.
ESTANCIA DE ALTAGRACIA: En el año 1810, alejándose de las intrigas del poder de Buenos Aires, don Santiago de Liniers compra a los Rodríguez la que ya se conoce como Estancia de Altagracia, lugar donde vive apenas cinco meses. Leal al rey de España, se enfrentó a la Primera Junta, es hecho prisionero y fusilado el 26 de agosto de ese año, quedando la propiedad en manos de sus herederos.
VILLA DE MERCEDES: Ante la imposibilidad de mantenerla, los familiares del Héroe de la Reconquista deciden poner en subasta la Estancia en 1820, siendo adquirida por don José Manuel Solares, el benemérito Patriarca de Altagracia, a quien hay que reconocer como el real fundador de nuestra ciudad, y a quien hay que asociar con este nombre, ya que en su testamento dispone:
“11. Dono cuadras a la formación de una villa que dejo a beneficio de los pobres de notoria honradez…
25. Ordeno y mando que la expresada Villa será titulada de Mercedes…”
Solares muere el 23 de agosto de 1868, y los frutos de la Estancia fueron destinados a mantener a su viuda, a la Iglesia y al Patrono de ésta, don Telésforo Lozada, quien fue el albacea testamentario. Desde la muerte de don José Manuel Solares hasta la creación de la Villa en 1899, donde primó el nombre actual, mantuvo los dos nombres: Villa de Mercedes y Estancia de Altagracia.
FINCA DE ALTA GRACIA DE RAFAEL LOZADA: La Testamentaria de Solares vendió la Estancia a don Galo Cámara, al morir éste su viuda, Manuela Lozada, la vende a su hermano Rafael quien se hizo cargo de la deuda. Transferida la Estancia, es en algunos documentos de la época que figura con este nombre.

VILLA Y CIUDAD DE ALTA GRACIA: La Estancia existió como tal hasta el 12 de diciembre de 1899, fecha en que nace como villa, siendo un mes más tarde electo su primer intendente, don Domingo Lepri. En 1908 la inauguración del Sierras Hotel cambiaría la vida en la villa, polo indiscutible del desarrollo de la futura ciudad. Personajes que hicieron historia en política, escritores, artistas, reyes, presidentes, frecuentaron el lugar atraídos por su belleza o por los beneficios de su clima.


2 comentarios:
Fabulosa historia!! Hermoso relato!!
Hercules Antonio Palermo
Lo fui a visistar es precioso.
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