jueves, 28 de mayo de 2009

Prisioneros ingleses en la Estancia Jesuítica

Años antes de que Santiago de Liniers se radicara en estas serranías, ocurrió un hecho singular en Altagracia: En la antigua estancia jesuítica vivieron, al menos por dos años casi, 56 prisioneros ingleses.
El 12 de agosto de 1806 las milicias el mando de Liniers, reconquistaron la ciudad de Buenos Aires. Tras aquella primera invasión, fue tomado prisionero un gran número de soldados británicos que estuvieron alrededor de dos meses allí, pero a los porteños no les hacía ninguna gracia tenerlos cerca, en parte porque temían que si ocurría un nuevo ataque, los presos podían ser liberados. Así fue que ese mismo año, el Cabildo decidió el inmediato traslado de unos 1500 prisioneros a distintos puntos del interior del país. De esta manera fueron instalándose en Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Salta, y por supuesto Córdoba, donde se los ubicó en distintas estancias jesuíticas. En esa época, la vieja residencia de los padres estaba arrendada a Manuel Derqui, y se cuenta que hasta allí llegaron 56 prisioneros y que el entonces arrendatario sobró entre 10 y 18 pesos por cada uno de ellos. Los libros hablan de una suma de 1254 pesos ingresados a la estancia en abril de 1807 y de 1335 pesos en mayo.
También se sabe que lo cabos fueron alojados en la planta baja de la ahora histórica casona, y los soldados en la ranchería y los puestos campestres.
Lejos de la antipatía manifestada por los porteños por quienes los habían invadido, se dice que los habitantes de Altagracia los recibieron casi como visitantes privilegiados. Según cuenta Carlos Page, los ingleses tenían sueldos, hacían compras, establecieron comercios, realizaban libres paseos a caballo por los alrededores y fueron invitados a muchas fiestas. Hay noticias de un casamiento entre una mujer que trabajaba al servicio de Derqui y un inglés. Dicen que el prisionero se convirtió al catolicismo y que incluso comenzó a trabajar la tierra con algunos compañeros.
No falta la leyenda que narra el trágico destino de aquel soldado, pues cuentan que conocida su liberación en 1808, y ganado por el llamado del mar y de su tierra natal, el hombre quiso escapar dela vieja estancia pero en su corrida fue alcanzado por un certero disparo. Habría sido su suegro el encargado de poner fin a la deshonra de la joven esposa. El mito dice que el inglés cayó junto al paredón del tajamar y que algunas noches aún se escuchan su lamento y el de su mujer entre el agua del estanque y el antiguo muro.

1 comentario:

Marcelo dijo...

Quien sabe si no fue un error repeler las invasiones de los ingleses, desgraciadamente ningun pais de sudamerica conquistado por los españoles es un paìs de verdad, la respuesta esta en Australia, donde hoy se refleja un pais en serio.
Mas alla de este comentario tus investigaciones demuestran que aun existe como decia " clemente", un cacho de cultura en muchos argentinos.
Gracias Ale