sábado, 15 de noviembre de 2008

Paul Groussac


Paul Groussac nace en Toulouse, Francia, en 1848, y muere en Buenos Aires en 1929. Escritor y erudito, en alas de su inquietud, llegó a la Argentina a los dieciocho años en 1866 para no irse nunca más. Trabajó en el campo, estudió en la ciudad, alternó con políticos e intelectuales y fundió su espíritu francés con el alma argentina.
Profesor, inspector de Enseñanza, director de la Escuela Normal de Tucumán en 1878, y director de la Biblioteca Nacional desde 1885 hasta su muerte. Atraído por el clima benéfico de Alta Gracia, se instala con su familia en esta ciudad para mejorar la salud de dos de sus hijos enfermos de tuberculosis, alternando su estancia en las sierras con sus obligaciones en Buenos Aires.
Fue un escritor con espíritu crítico y un investigador sagaz que influyó poderosamente en sus coetáneos y en las generaciones posteriores. Fue severo y duro en su crítica: él mismo confesaba que le faltó “el don de la sonrisa”; pero su capacidad y su objetividad compensaban esta deficiencia, salvo en el caso en que le obsesionaba su pasión antiespañola.

Casa en Alta Gracia

Más que novelista, fue un narrador ameno y escritor de libros de viajes: “Fruto vedado” (viaje de Córdoba a Tucumán), “Relatos argentinos, del Plata al Niágara” (con motivo de un viaje a Estados Unidos realizado en 1892). Como periodista, fue verdaderamente fructuosa su labor en las columnas de la “Revista Argentina, de Sud América”, de “La Biblioteca” y de “La Nación”. Pero al escritor y crítico de calidad singular lo encontramos mejor en trabajos como “Santiago de Liniers, conde de Buenos Aires”, “Mendoza y Garay”, “Memoria histórica sobre el Tucumán”, “Estudios de historia argentina” y “Los que pasaban”, colección de ensayos biográficos.

1 comentario:

Unknown dijo...

La historia de su hogas continua con que: sus hijos vendieron su casa a una pareja de armenios que la convirtio en hotel, se llamó Hotel Ararat (como el leyendario monte hoy en turquia). Con el tiempo cerró pero continuó como hogar familiar. Demás está aclarar que la casa siempre tuvo alegrias y hermosas anecdotas.