Gabriel Simonnet nace en París el 25 de noviembre de 1873, su niñez transcurrió en el “cartier de la bourse”, su padre era sombrerero y plumista, tanto él como su esposa eran originarios de Auvernia.
A los diez años comenzó a trabajar en el atelier de Carrier Belleuse, escultor autor del monumento a Belgrano y maestro de Augusto Rodín, de quien Simonnet fue contemporáneo. Es de esa época en que por su talento lo llamaban Dubois, que era el nombre del director de la Escuela de Bellas Artes, así fue que adoptó ese seudónimo para toda la vida.
Participó en dos salones en el Grand Palais (Sociedad de artistas franceses), en los años 1890 y 1893. Viajó a Londres donde trabajó para la realeza haciendo varias obras y en Dublín la estatua de la Patinadora en el skating. En esa época contemporanizó con personajes como el escritor Gorki y un grupo de exiliados políticos entre los que se encontraban Malatesta, Lenín y el editor Rochefort.
En 1893 viaja a Bélgica donde trabaja para la corte haciendo retratos y documentando las distintas características de las tribus africanas de las colonias belgas.
Vuelve a París, y en 1895 decide partir a Sud América, aventurero y con pocos recursos llega a Buenos Aires como polizón. Se contacta con el escultor Lucio Correa Morales y trabaja con él en distintas estatuas que realizó en esa ciudad y en especial en el cementerio de La Recoleta.
En 1905 es nombrado director de la fábrica Azaretto, donde crea las obras que la empresa coloca en las mansiones más importantes de Buenos Aires.
Su obra más destacada es quizás la araña del Congreso, pieza única por su creatividad y tamaño: lleva los bustos de próceres como San Martín, Rivadavia, Belgrano, Saavedra, entre otros; bajorelieves de las principales batallas ganadas, en el centro la República, de la cual brotan espigas de trigo cuyos extremos son lámparas. Está hecha de bronce y cristal y pende de un cable de 80 metros desde la cúpula hasta el salón azul.
Obras de Dubois son: el plafonier del teatro Colón con los artefactos que lo adornan. Las principales arañas, escaleras y chimeneas del palacio San Martín, del Círculo Naval, del Círculo Militar, de la Casa Rosada, y de muchos palacetes que en el inicio del siglo XX se construían en Buenos Aires. Es autor, también, de los candelabros del Mausoleo a San Martín en la Catedral y los bustos de los presidentes Victorino de la Plaza y Figueroa Alcorta.
Desde 1914 dedicado a la actividad privada, realiza obras de gran belleza y precisión como joyero y orfebre, trabajando el nácar y el hierro forjado. Funde él mismo sus esculturas de bronce.
En 1932 se radica en Alta Gracia con su esposa María Luisa y su hijo Emilio, apodado Tití. Es aquí donde desarrolla su actividad en cerámica. Modela en arcilla, que él mismo buscaba en las sierras y preparaba, personajes indios, criollos y universales con una maestría y calidad desconocidas para la época. Sus terracotas tienen un sello único por su modelado y su pátina, creada por él, que les da imitación madera.
“La Peña”, su casa taller, era visitada por turistas y familias locales como los Lozada, los Ferrer Moratel, los Guevara Lynch, y personalidades del mundo intelectual y artístico de la época.
Trabajó sus últimos años junto a su hijo Tití, incorporándose en 1945 a su vida Jeanne y Luis Hourgras, quien es el único discípulo que tuvo.
Dubois fue un artista que trabajó en piedra, madera, los metales repujados y fundidos, el nácar, oro y la plata; excelente modelador en arcilla, dibujante y pintor en óleo y acuarela.
A los diez años comenzó a trabajar en el atelier de Carrier Belleuse, escultor autor del monumento a Belgrano y maestro de Augusto Rodín, de quien Simonnet fue contemporáneo. Es de esa época en que por su talento lo llamaban Dubois, que era el nombre del director de la Escuela de Bellas Artes, así fue que adoptó ese seudónimo para toda la vida.
Participó en dos salones en el Grand Palais (Sociedad de artistas franceses), en los años 1890 y 1893. Viajó a Londres donde trabajó para la realeza haciendo varias obras y en Dublín la estatua de la Patinadora en el skating. En esa época contemporanizó con personajes como el escritor Gorki y un grupo de exiliados políticos entre los que se encontraban Malatesta, Lenín y el editor Rochefort.
En 1893 viaja a Bélgica donde trabaja para la corte haciendo retratos y documentando las distintas características de las tribus africanas de las colonias belgas.
Vuelve a París, y en 1895 decide partir a Sud América, aventurero y con pocos recursos llega a Buenos Aires como polizón. Se contacta con el escultor Lucio Correa Morales y trabaja con él en distintas estatuas que realizó en esa ciudad y en especial en el cementerio de La Recoleta.
En 1905 es nombrado director de la fábrica Azaretto, donde crea las obras que la empresa coloca en las mansiones más importantes de Buenos Aires.
Su obra más destacada es quizás la araña del Congreso, pieza única por su creatividad y tamaño: lleva los bustos de próceres como San Martín, Rivadavia, Belgrano, Saavedra, entre otros; bajorelieves de las principales batallas ganadas, en el centro la República, de la cual brotan espigas de trigo cuyos extremos son lámparas. Está hecha de bronce y cristal y pende de un cable de 80 metros desde la cúpula hasta el salón azul.
Obras de Dubois son: el plafonier del teatro Colón con los artefactos que lo adornan. Las principales arañas, escaleras y chimeneas del palacio San Martín, del Círculo Naval, del Círculo Militar, de la Casa Rosada, y de muchos palacetes que en el inicio del siglo XX se construían en Buenos Aires. Es autor, también, de los candelabros del Mausoleo a San Martín en la Catedral y los bustos de los presidentes Victorino de la Plaza y Figueroa Alcorta.
Desde 1914 dedicado a la actividad privada, realiza obras de gran belleza y precisión como joyero y orfebre, trabajando el nácar y el hierro forjado. Funde él mismo sus esculturas de bronce.
En 1932 se radica en Alta Gracia con su esposa María Luisa y su hijo Emilio, apodado Tití. Es aquí donde desarrolla su actividad en cerámica. Modela en arcilla, que él mismo buscaba en las sierras y preparaba, personajes indios, criollos y universales con una maestría y calidad desconocidas para la época. Sus terracotas tienen un sello único por su modelado y su pátina, creada por él, que les da imitación madera.
“La Peña”, su casa taller, era visitada por turistas y familias locales como los Lozada, los Ferrer Moratel, los Guevara Lynch, y personalidades del mundo intelectual y artístico de la época.
Trabajó sus últimos años junto a su hijo Tití, incorporándose en 1945 a su vida Jeanne y Luis Hourgras, quien es el único discípulo que tuvo.
Dubois fue un artista que trabajó en piedra, madera, los metales repujados y fundidos, el nácar, oro y la plata; excelente modelador en arcilla, dibujante y pintor en óleo y acuarela.
Falleció en Alta Gracia el 26 de marzo de 1968. Su hijo Emilio donó a la Municipalidad de Alta Gracia, la casa y las obras de su padre para la fundación del futuro museo “Gabriel Dubois”.